En esta entrada quería hablar sobre un tema que por desgracia todavía está presente en nuestra sociedad, la discriminación de la mujer en el trabajo.
Las estadísticas son muy expresivas con la situación de desigualdad de la mujer en el trabajo.
Actualmente, la situación de la mujer en el mercado laboral avanza pero no tanto como era previsible. Así como lo demuestra la Encuesta de Población Activa, en donde podemos ver que un 16,3% de las mujeres esta en paro mientras el porcentaje en los hombres es del 12,2%. El salario medio anual de las mujeres representa el 77,1% del de los hombres.
Aunque las mujeres en España tienen más años de educación formal que los hombres, siguen teniendo una tasa de desempleo más alta y sufren de 'techos de cristal' que les impiden avanzar en su trabajo.
Casi el 70% de las horas dedicadas a trabajo doméstico no remunerado en España las realizaron mujeres. Además, las mujeres dedican diariamente 1,4 horas menos al trabajo remunerado y 1 hora menos al ocio o al tiempo libre.
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El feminismo no consiste en hacer más fuerte a la mujer. Ya somos lo suficientemente fuertes. El feminismo consiste en demostrar esa fuerza para conseguir la igualdad entre hombres y mujeres.
En primer lugar, la mujer evidentemente goza hoy de los mismos derechos que el hombre, como el derecho al voto o a un trabajo digno, gracias a las reivindicaciones feministas en el pasado. No obstante, en la prensa escuchamos continuamente que el número de asaltos y violaciones aumenta, pero resulta muy fácil manipular datos en los medios. Que se registren múltiples casos a diario no significa que se estén dando más abusos, significa que la mujer ha tomado concienciación durante los últimos años con movimientos como el #Metoo, de que no podemos normalizar y callar y que debemos denunciar. En este caso es necesario denunciar la situación de la mujer que pese a estar más cualificada se encuentra en una peor situación laboral.
Asimismo, la preocupación central de muchos feministas parece ser el uso del lenguaje inclusivo o acabar con los estereotipos, en lugar de problemas más cruciales a mi juicio como la existencia de una brecha salarial.
Concluyendo, el feminismo está consiguiendo alcanzar la uniformidad, no obstante, opino que los países occidentales disponen de suficientes recursos en el siglo XXI para conseguir mucho más y acabar con las discriminaciones.
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