Se considera “paraíso fiscal” a aquellos países y territorios que tienen una tributación muy baja, o incluso nula, garantizando con su propia legislación la opacidad fiscal y tributaria. Esto provoca que distintas personas y/o sociedades establezcan allí su domicilio fiscal y se beneficien de determinadas ventajas fiscales de las que no podrían disfrutar en su país de origen.
En esta imagen podemos ver los países considerados paraísos fiscales:
Algunas de las medidas que se pueden tomar para acabar con los para acabar con los paraísos fiscales son:
La creación de un registro mundial de los títulos financieros indicando sobre una base nominativa quien posee cada acción y cada obligación. Esto puede parecer una Utopía pero no lo es, pues ya existe en varios países occidentales.
Además los bancos suministren al fisco todo los datos disponibles acerca de los ingresos percibidos por sus clientes.
Creación de un impuesto global progresivo de las fortunas. Además se requiere una profunda reforma del Impuesto sobre sociedades.
Entre los cinco grandes motores históricos que han provocado la aparición de estos refugios fiscales destacan, el dramático incremento de la presión fiscal y el poder recaudador de los Estados, especialmente a partir de los años sesenta y la respuesta de unas empresas y familias prósperas que se decidieron a enviar allí su dinero.
Los otros tres motivos históricos son la incompetencia, incapacidad o inacción de los líderes políticos de muchas grandes potencias durante años para establecer reglas internacionales comunes contra la evasión fiscal, la habilidad de los gobernantes de los paraísos y, por último, la creciente globalización de los flujos financieros.
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